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sábado, marzo 26, 2011

DIA 2

       Ángela, Miguel, Xavi y yo hemos llegado a Benicarló en tren. 

      Salimos de mi casa a las 11,45 (los peques mayores habían llegado a las 10 y me los he quedado en custodia mientras sus padres iban a buscar a yayo y Mercedes)   Pues eso, que hemos cogido el bus a Barna a las 11,50 más o menos y desde entonces hasta Benicarló hemos estado YENDOOOO:   a Barna en bus, en metro a Sants, al bar a pie.   En Talgo a Benicarló, en coche hasta la casa.  

      En el tren hemos conocido a una friki-familia armenia, que hablaban bastante bien el castellano. Se ve que su hermana está casada con uno de Burgos y claro, los idiomas se aprenden antes, el niño (hombrecito, para su mami) no ha parado de ir al vagón cafetería en las dos horas que hemos coincidido.
       
      Por la tele del Talgo han dado “Corazón de tinta”, hemos visto un trozo y la hemos desmenuzado (la recordábamos mala, mala, algo floja, con algún fallo…).  
       
    También se nos ha caído encima una supermaleta que casi nos parte la cabeza (esto es una exageración).   Y así de entretenidos e inflándonos de xuxes hemos llegado a Benicarló, Carmela ya esperaba, con una sonrisita misteriosa y comentarios raros y sin acabar sobre la casa: “ya veréis, ya veréis” decía.
       
     Hemos llegado y le hemos sacado faltas, por suposat.    Pero la casa está muy bien, los alrededores son feísimos pero hay sensación de privacidad y pocos ruidos.
       
    Hay tres que echan de menos la conexión a Internet.   Hemos traído mucha lectura, poca multimedia (comparado con Tremp, que lo llevamos todo, todo, todo,) y muchas ganas de descansar, de tomar el sol, de tapear en las terrazas y de comprarme una pamela nueva que ya se me ha roto la portuguesa.
       
     El yayo, Francisco, Carmela  y yo, hemos ido hasta Peñiscola, Benicarló se une a Peñiscola, sin interrupción, sólo se nota en lo mejor que está Peñiscola, lleva más tiempo siendo lugar turístico.   

    Desde que fuimos nosotras en el 81 ha cambiado mucho, el hotel Felipe II se ve como encogido entre los otros.  La playa es más ancha y de arena, era de piedras antes.  
       
   Peñiscola es bonita, el pueblo antiguo, la playa sin cubrir en muchos metros.  Hemos paseado, yo desayunado, (un bitter y una bolsa de patatas).
       
     Se da el caso que por la mañana temprano hemos salido casi de estampida hacia Mercadona, con la idea de desayunar antes yo, pues Francisco, Pepi, Carmela y yayo, ya fueron a desayunar, ¡total, que salimos de Mercadona y pa’casa y pa Peñiscola!
       
     Hoy hemos comido en casa, ensalada, y la cena cada uno a voluntad.  Por la tarde piscina y tele, llegó el dueño a por el resto del dinero y mi Carmela ya tenía el discurso preparado.   

     Hay varias cosas rotas y temíamos que después nos la descontara del aval, también quería decirle sobre los dos colchones de espuma que son muy incomodos.
       
       El hombre ha llegado sobre las cinco (dijo que vendría sobre las cuatro), mi Carmela, procurando no mostrarse airada, y quien no la conozca diría que estaba muuuuy tranquila,  le va diciendo lo que está roto (hizo fotos por si las moscas, ¡había qué verla con la cámara mirando para todos lados!) 

     Él se extrañó de una estantería del piso de arriba, no sabía nada, al parecer.   Dijo que ya sabía de algunas cosas, de la estantería no, y que “miraría” lo de los colchones.

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