El regreso. Salimos ¡cosa rara! a las diez en punto de Reinosa, como había pevisto Francisco. Y hacia Logroño.Llegamos bien y al entrar en la ciudad, lo de siempre, unos por aquí, otros por allá, Xavi se mareó y él y mi Pepi se bajaron antes. Pero bueno, para eso están los moviles.
Paseamos hasta la catedral y el caso antiguo, allí nos separamos para comer. Los XL comimos en el restaurante La Redonda, en la calle Portales, 49. 10,90 € el ménú, pero fatal. Primero decimos de juntar dos mesas, peues eran pequeñas, nos dicen que no, pedimos el menú, tadan mucho en traerlo, un camaerero que parecía borracho y una chica, de aspecto sudamerica, que parecía estar la pobre al borde de su anguate. Quizás por su compañero, pues éste nos habló dos veces en tono despectivo de ella.
En los postres yo pedí mouse de chocolate y los trajo el camarero diciendo que la hica había sufrido un percance.
Ya aburridos nos fuimos a tomar café a otro sitio y por poco estamos allí todavía. Psaba algo con la cafetera y no quería que recogieramos nuestros cafés en la barra. Ya no nos dió tiempo de ver nada de la ciudad.
Ya dijo Miguel cuando entramos en la ciuddad que le daban malas vibraciones. Y la verdad, no me gustó. Pasamos por una plaza adoquinada, que no apetecía nada estar en ella.
Salimos en dirección Soria. Aquí aunque sólo fuera por el parque de la Alameda ya merecía un visita, es grande, acogedor, con rincones muy bonitos, me recordaba a algunos de Londres.
Paseamos por él, por el casco antiguo, tomamos un refresco y otro vez en carretera. Al subir al coche Dani se hizo daño y escapó corriendo, aunque quizás buscaba a alguno de nosotros.
VENDEDOR DE HELADOS A LAS PUERTAS DE LA ALAMEDA
Hemos tardado bastante en llegar a Cetina, el sitio que teniamos la casa alquilada, pero así hemos podido ver los diferentes paisajes, del verdor de Catnabria a la llanura castellana, amarilla y terrosa, con un cielo inmenso. Atravesamos la Sierra del Madero y la Sierra del Moncayo, una carretera llena de curvas, con pueblos pegados a las paredes de la montaña; se me quedó el nombre de uno de ellos: Castañares de las Cuevas...
A Cetina hemos lelgado de noche, la casa El Mirador de las Estrellas es compartida con otra pareja, para las habitaciones no hay problema, todas tienen llave, pero la cocina... ¿esto es nuestro o vuestro? El comedor y la sala también es compartida. No me gusta, pero sólo es por una noche.
Ahora mi padre, Francisco, Pepi y Miguel, están dando un paseo. pero yo no he tenido ganas, me parece mentira que mi padre aún tega ganas de ir callejeando después de todo un día de coche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario