Domingo 8 de agosto de 2004
Nos hemos despertado (Carmela, Pepi y yo) y hemos ido al pueblo a comprar... churros! Habían unos hombres que eran muy simpáticos (sobre todo uno que iba detrás nuestro que tenía 7 hijos, pero ahora sólo 5, y que cuando se jubile venderá todo lo que tiene y se irá a una casita que tiene en Francia) Hemos pedido churros, y todos nos han echado la “bronca” por pedir tantos. Ah, también hemos comprado un montón de periódicos y nos han “regalado” un montón de revistas del corazón.
Luego hemos vuelto a casa y nos hemos puesto de churros para dos semanas. Siesta y piscina (en mi casa).
Hemos acabado de comer a las 5, y después de descansar un poco, la Pepi, la Carmela y el yayo se han ido a ver no-sé-qué de caballos. Aquí hemos pasado la tarde haciendo el vago. La tele ha muerto y el Francisco ha pillao un yuyu de verano (lipotimia). Luego nos hemos preocupado porque los excursionistas no volvían. Resulta que el espectáculo empezaba más tarde y luego se ha retrasado.
Ahora estamos todos juntos discutiéndonos, porque como no hay tele no tenemos nada mejor que hacer (y encima ya nos hemos acabado los libros) (Ángela)
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