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domingo, diciembre 18, 2005

Duodécimo día.

Miércoles, 11 de agosto de 2004

(Un apartado con atraso. Ayer hubo pollo, pollo y pollo para todos... casi cacareamos y nos salen alas)

Y hoy todos a Ronda, como el lugar era propicio hemos salido como los antiguos bandoleros, a uña de caballo, en nuestro caso a goma de neumático.

Corriendo, corriendo, con lío de camarero en el bar de la estación salieron los del tren, papa, Francisco y Ángela. Y el resto en coche a Ronda. Llegamos casi al mismo tiempo y en busca del Tajo, como había señales llegamos sin problemas.

Es grandioso y lleno de turistas, pero vale la pena verlo, Ronda es muy bonita y al estar más cerca de la playa, más nombrada en la literatura y el boca a boca, pues está más turisteada.

Hemos vagado por ella y nos hemos separado para comer, los menores a una pizzería, y los adultos a un restaurante, hemos comido bien, aunque mi Carmela casi accidenta al único camarero, este tropezó con uno de los picos de la campana de bronce que le ha comprado Francisco.

Nos hemos juntado y hemos vuelto a la estación. Xavi ha querido volver en el tren y Francisco con su costumbre de hablar a la andaluza ha conseguido que pague sólo la mitad, 3 euros, Francisco y mi padre menos el 40 % y Ángela ¡5 céntimos! Bueno, caro si pensamos que de Sabadell aquí ha pagado 1 euro.

Bueno, después de comprar en Mercadona y cenar ¡no pollo! Nos vamos a la cama, ya hemos visto a nuestros bichitos, la manti, la salamanquesa, el escarabajo, hormigas, mosquitos, lagartijas, babosas, etc... (Mercedes)

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