Eso, que al final nos fuimos a dormir a las dos pasadas, pero a la Silvia le entró la risa tonta. Y el Oscar nos mandaba callar y nosotras nos reíamos de él, claro. Vamos, que nos dormiríamos a las tres o así.
Hoy a sonado el despertador a las nueve y la Silvia lo ha parado y al cabo de tres minutos se han empezado a pelear: el Oscar decía que porque no había puesto para que sonara al cabo de cinco minutos otra vez y la Silvia que ya estaba despierta y luego le he dicho que hiciera el sonido ella misma y se ha puesto a buscarlo en el móvil y el Oscar se ha empezado a quejar, diciendo que no que sonaba demasiado fuerte demasiado de repente…
Weno, al final nos hemos levantado y desayunado madalenas con nocilla y yo leche condensada (había que acabarla).
Hemos salido a las once y veinte o así (después de despedirnos de los gatitos y de la casa dos veces) y derechitos hasta Solsona. El papa ha querido parar a pixar por el campo. Primero ha empezado ‘es que el abuelo querrá ir…’ y al final hemos descubierto que lo que pasaba es que tenía ganas él.
Ahora estamos en un bar/restaurante/pastelería para comer. Tardan en atendernos. La Pepi y el papa se quejan. Yo me aburro porque ya se acaba el diario. Tengo hambre. La mama elige postres. Dice que en vez de primero flan y no sé qué más. Se entretienen con los postres. Me voy. Adiós.
Después…
Menudo restaurante… tardaron una hora en apuntar lo que queríamos y luego tres siglos más en ponernos los cubiertos y servirnos. El papa rescató unos canalones que nadie quería y se llevaban de vuelta a la cocina. Luego nos salieron gratis, porque además de esos, nos trajeron luego las tres raciones que habíamos perdido.
La gracia es, que al pedir, nos habían dicho que sólo quedaban tres raciones de canalones. Así que, si nosotros nos comimos cuatro, quien se quedó sin canalones?
Bueno, al menos luego no nos lo pusieron en la cuenta (q no me extraña, porque iban perdidísimos). También se olvidaron de cobrarnos el vermut que habíamos hecho antes… que desastres.
Weno, ya estamos en casa y el Miguelito está bien. Mi ordenador, para variar, se ha estropeado, pero ya lo he arreglado. Sólo había vuelto a escupir el disco duro… Y ya está, hasta el año que viene!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario