Un diario anual de las vacaciones de verano y alguna salida el resto del año. Con descripciónes de las que no suelen encontrarse en las guias turisticas...
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miércoles, febrero 08, 2006
Octavo día (y último, por ahora)
15 de agosto de 2005
Salimos a las 9,45, llegamos a las 6,15 a Barberá.
Este día Ángela dice que se debía encabezar como “Ni Dani quería la comida”.
Así que voy por partes. Después del habitual barullo de varias personas para salir tomamos “carretera y manta”, no sin antes tirar la basura como buenas personas.
El camino empezó bien, hasta Olocau, allí Carmela quería tomar un camino y era otro, aunque los dos llevaban al mismo sitio, esta vez Ángela delante.
Llegamos a Villarrobledo y estaban en fiesta, elegían a las miss o pubilla, el pueblo está en una montaña, con las calles con escaleras, subimos hasta la iglesia, como todas, con un dato que me lo hizo notar Carmela, justo en la entrada había una losa con una calavera y una fecha 1642.
Bajamos hasta el puente, los niños se habían quedado en un parque, Miguel leyendo en el coche, y nos fuimos después de comprar algunas tonterías.
Y otra vez a la carretera hasta Gandesa, en el intervalo yo hago otra de las mías, borro por accidente la memoria del listín de mi móvil, ¡por qué se borrará con sólo apretar un botón! Están mal hechos.
Gandesa no tiene nada especial y a destacar algo increíble, fuimos a comer al restaurante recomendado por una nativa, pero… la comida no estaba muy bien y la mejor prueba que ¡no la quiso ni el Dani!
Seguimos y por un error de los afortunados de Carmela, tomó otra carretera y evitó pasar por Tarragona, pero después en una rotonda, ¡malditas sean ellas! Se enredó, pero bueno encontramos el buen camino y ya estamos todos en nuestras respectivas casas, con el único contratiempo de que mi video no funciona.
Y bueno, adiós Tronchón, Mirambel, Cantavieja, perdón, Canta la Vieja… Villarluego, Olocau del Rey, Todolella, Forcall, adiós el olor a tomillo y romero en el campo, adiós a las colinas llenas de rocas que parecen los huesos de la Tierra, agreste, agreste.
Adiós ¡menos mal! al olor del abono, adiós a las campanas marcando las horas, adiós a las noches que queríamos alargar con la tranquilidad de no tener que madrugar, adiós a los más típico en tierras del Maestrazgo: el pastor con sus ovejitas y su perrito, aunque uno daba la nota, más parecía un pirata con su pata de palo…
Y adiós a las vacaciones del verano del 2005.
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1 comentario:
Buenos días, he visitado tu otro blog, "Mi padre estuvo en Brunete". Creo que te interesará mi trabajo "Tierra Roja".
Es sobre la Batalla de Brunete vista desde un punto de vista muy particular.
Por supuesto me gustaría establecer contacto contigo en referencia al tema.
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