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miércoles, febrero 08, 2006

Septimo día

14 de agosto de 2005
Hoy de nuevo los mayores hemos ido de “excursión”, un poco a voleo, hemos cogido la carretera de Pitarque.


Parecía encajonada entre grandes paredes de montaña, con el murmullo del río al lado, paramos y bajamos un poco, pero como siempre, a Francisco no le parecía un buen lugar para dejar el coche y lo cambió, hacia atrás, en una bajada, con la condición que puso Carmela de que después lo subiría él.

El río Pitarque lleva algo de agua, con musgo, rocas y en algunos sitios bastante agua, en la orilla había árboles y bastante hierba, muy bonito, nos mojamos los pies y Dani se dio varios chapuzones, pero le daba miedo donde no ponía pie.

Volvimos para comer, Carmela quería poner gasolina y preguntó en Villarluengo, pero el niño que le preguntamos nos dijo que la más cercana era en Cantavieja. Mi Carmela dice después que si está en un pueblo que no hemos visto iremos.

Comimos en Olocau de nuevo y pa’casa.

Al llegar nos desinflamos y no vamos a ningún sitio, Pepi y Xavi iban a la piscina y Carmela yo y papa, les acompañamos, Xavi dijo “ir tirando”, pero nos siguió enseguida, lo que quería era que viéramos a Dani encerrado por él en el balcón “tirallaves”.

(En estas vacaciones han intimado mucho los dos, ya no se temen, si acaso el Dani a Xavi)

Estuvimos en la piscina un rato, pasaron y pasaron los jóvenes supuestos propietarios del dueño y salvo la leve sonrisa de una de las chicas a los gritos del Xavi, los demás pasaron con la nariz al cielo. Al parecer molestos por nuestro uso, con derecho, de la piscina. Bueno, son muy jovencillos.

Una pareja nos preguntó por la quesería, se lo dije, como señal de identidad los ladridos de los perros.

(Un día fuimos a comprar queso, y quedamos en ir para llevar a casa, pero al final no fuimos)

Mi padre dice de irse y sube las escaleras seguido de tres pares de ojos, estamos un rato más y mi Carmela y yo nos vamos, cuando llegamos casi a la casa vemos a Miguel y Juan que salen, le preguntamos por mi padre y dicen que no está, a mi Carmela y a mi nos entra el yu-yu y no ponemos buscarle, ella por un lado y yo por otro, nos vemos al principio del pueblo.

Miguel, con su flema habitual nos dice que “conociendo al yayo estará por el monte” y efectivamente, mi Carmela y yo nos vemos de nuevo en el lavadero ya pensando en ir a la ermita y miramos hacia la casa y voila! Allí está mi padre, en el balcón. Nos dice que había ido a la ermita a ver si el arroyo tenía agua y había vuelto a casa.

Normal, cuando se siente libre pues ¡tira al monte! Miguel lo conoce mejor que nosotras.

¡Al fin hemos pagado la casa! Desde el miércoles esperando al dueño y por fin ha venido. Total 400 euros.

Hemos ido después a una verbena que había en el pueblo, primero se fueron Ángela, Miguel y el Dani, a Internet, después Pepi y finalmente Carmela y Francisco y yo, vimos el escenario montado, el trío era Samba 2000, pero debía empezar a las 11.30 y a las 12.15 aún no había de samba ni las maracas, así que nos fuimos a casa, vimos un rato Mary Poppins y a dormir.

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