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sábado, enero 21, 2006

Segundo dia.

Martes, 9 de agosto de 2005
Resumen urgente para no olvidar.

Carmela y Mercedes llegan muy muy tardísimo, después de muchos km. De ir, de venir, de SMS y llamaditas para saber.

Mientras en Riudecols,( A mi me dicen que tengo acento maño!)
encontramos un bar donde reservamos mesa para comer cuando ellas llegaran.
Llegan más o menos a las una y pico, comemos muy bien (bueno, bonito, barato) carretera y compramos pan y huevos Kinder.


Cuando entramos en la provincia de Teruel, mi Carmela dice de tomar una carretera para ver unos pantanos… y los vimos, pero sequitos, sequitos… Paramos en un pueblo, no sé cual, para descansar algo y vuelta a la carretera.
Llegamos a Tronchón antes que la Carmela, porque la adelantamos justo antes de llegar, ole, ole Ángela!!!.

Aventurilla para llevar los coches a la casa, las calles son muy estrechas y en una nos encontramos con un coche de cara, uno del pueblo, se rasca un poco su coche, pero no le da importancia… El coche de la Carmela tuvo que retroceder, por una calle muy pendiente, Ángela también y a mi Carmela le dio pena por Ángela, (aunque ella se defendía muy bien al volante).

Llegamos a la casa, dos pisos y con habitaciones como añadidas… Por propia voluntad nos distribuimos las camas. Los niños en la habitación de ricitos de oro, los yayos en la suit, la pareja se desparejó y emparejó durante la noche por el calor y por que a Francisco le da como rabiecilla que la Carmela se duerma ipso-facto… y Mercedes y yo a lo grande en sendas camas de a dos.

Había olvidado que vi a Francisco en gallumbos a mitjanit…

Dani montó guardia en el comedor toda la noche. Los utensilios de la casa son de máxima seguridad, cuchillos que no cortan, nevera que casi no enfría, cristal del mueble que se cae (para evitar tener que abrir y cerrar se entiende)

Por la mañana vamos a Cantavieja~~ y esto lo
escribo en el coche, Por la mañana Mercedes prepara una cafetera muy, muy natural…: sin agua.

En ruta ya a Cantavieja, trafico abundante, y retenciones hasta 15 minutos en un puente. Se ven vacas en señales de tráfico y alguna de las que dan leche de verdad.
Pasamos por Mirambel, parece bonito y Olocau del Rey, un pueblo que pertenece a la provincia de Castellón.


Acabamos de subir a Cantavieja por una carretera con infinidad de curvas, vemos el pueblo allá… en lo alto, no acabamos de ver como subiremos.


(Ángela, dos masajes para ti, chuli!)
Luego sigue alguien, estoy frita. Ángela con los huesitos machacaditos de dormir en la camita del osito chico. Esta noche será diferente, tenemos previsto poner colchones en el suelo en la megahabitación de las chicas superchulis. (Mercedes y yo mismo, por supuesto)


Continuo yo, o sea Mercedes. Por la mañana fuimos a un recorrido rural, camino de las ermitas o algo así. Hasta la ermita de la Virgen del Tremedal, (es la patrona del Tronchón, pero no nombre de chica habitual, menudo cachondeo, si no), Bueno, a lo que iba.


Por el camino había romero y lavanda y olía bien, el camino hasta la ermita está más o menos bien, por el camino hablamos cada uno de los que nos parece, mi padre y Juan del nombre de los árboles y los matojos, yo dejo caer que las paredes de piedra son para sujetar las tierras y si las terrazas son lo bastante anchas siembran en ellas, puede ser cierto, quizás lo he leído en alguna parta, pero no lo sé, sólo me lo he imaginado.


Al rato oigo a Francisco repetirlo, (Cuando se lea esto verán que he adornado la verdad ¡perdón!.


Con nuestras voces descubrimos que había eco y Francisco dio unas cuantas voces, Xavi quería que dijera palabrotas…


Bueno, llegamos a la ermita, circular (esto fue tierra de templarios, ¡esto es verdad! A secas, sin adorno) sencilla, estaba cerrada, seguimos hasta otra especie de hornacina muy pequeña. Con una virgen casi coqueta en su postura, sosteniendo en sus brazos una pequeña torra, a Miguel le llama la atención la figura, como si hubiera visto la idea que se tienen de los templarios de que ocultaban todo bajo símbolos cristianos normales. ¡la verdad es que la figurita parecía un adorno para una salita!

Después de descansar un rato, hacer fotos, mirar por los prismáticos…. retrocedimos hasta Tronchón, yo me retrase con mi padre recogiendo lavanda.


Decidimos ir a comer a algún pueblo y a la vuelta piscina. Y buscando un lugar para comer, llegamos a Olocay del Rey, pasamos, mi Carmela dice de ir a Cantavieja, pero Mirambel está antes y pensamos ¡pues bueno, ahí!, pero aparte de unas murallas que al parecer son curiosas no hay mucho más así que tras una breve parada ¿seguimos? Seguimos de coche a coche hasta Cantavieja con el chiste fácil… “tiraron a una vieja para que cantara”


La carretera tiene curvas sin fin, Carmela con un ojo en la carretera y el otro en “su niña del alma” , mi padre con los dos en su nietecita ¡angelito! Y yo mirando el retrovisor, viendo el brazo de Francisco tomando el fresco, vamos haciendo eses y más eses hasta Cantavieja y de repente la vemos… ¡arriba! Asomada a un monte, no se ve carretera de subida, pero claro, la hay y llegamos, por el camino nos han envuelto aromas de abono natural, ¡muy sano para el campo! Pero muy rustico y nosotros somos muy urbanitas…


Cantavieja es un pueblo bastante grande, debe tener cerca alguna base aérea, oímos y vimos dos aviones de guerra. Y nos repartimos, parece increíble. Pepi, Xavi y Miguel, andando, andando… Carmela, papa y yo, andando, andando… Francisco, Juan y Ángela, sin andar, andar… hablando con una pareja catalana, preguntando por algún restaurante y claro, conversación entre turistas….


Francisco nos pasa y nosotros decidimos esperar que decida: el mesón… no sé qué. Comimos bien, un comedor pequeño, pero acogedor y la comida buena, ¡hasta los niños pudieron comer menú!


Y vuelta, mientras las choferas ponían gasolina, los demás esperaban, Pepi y yo fuimos a hacer turismo, es un pueblo muy bonito, con una plaza porticada de claro estilo templario, en un rincón mi Pepi descubre algo de agua, algo que ya no se ve…: unos urinarios públicos masculinos. De ese tipo sólo los he visto en alguna película, lo último en la serie Clochemerle.


Volvimos rápidas y ya nos esperaban; antes peguntamos si había otra carretera y la camarera nos dice que no. Llegamos a Tronchón, los niños a la piscina, bueno, Ángela, Pepi y Xavi, y Francisco. Miguel ¡sibarita él! A tomar un baño caliente con fondo musical, Juan a dormir la siesta y mi padre, mi Carmela y yo nos vamos a Olocay a comprar, llegamos en 15 minutos, encontramos la tienda en cinco, dimos una vuelta en dos y compramos en unos diez, mi padre trató de entablar conversación amistosa con la dependienta, pero ella no estaba por la labor (ya me parece que la gente de aquí no es muy amable). Y volvimos en otros 15.


Fuimos a una quesería que hay cerca de Tronchón, donde hacen su famoso queso, ya aparece en don Quijote… pero antes de entrar empezamos a oír muchos ladridos de perros y nos entró yu-yu, así que subimos al pueblo.


Mi Carmela quiso bañarse, mi padre se quedó en casa, yo sólo quería mojarme los pies, bueno, pues yo me mojé los pies, los de la piscina ya volvían, pero Francisco volvió a meterse con la Carmela, bueno, es un decir, pues aunque él se tiró estilo “que calor qué hace que fresquita debe estar el agua, allá voy”, mi Carmela no se animó, entró pasito a pasito, ¡ay! ¡uf! Y salió.


Volvimos a casa, Pepi se había ido a comprar melocotones, mi Carmela ¿vamos a buscarla? Y vamos, bueno va, empieza a lloviznar y un viento huracanado, levanta las piedrecitas del suelo, a mi no me gusta y me vuelvo, ella también, pero baja Francisco y se van los dos a buscar a mi Pepi, mientras Miguel ha terminado su baño, con la consiguiente lluvia en el garaje y baja conmigo, esperando, también mi padre y se p9one nervioso pues sus niñas están “por ahí” comprando “morocotones”.


Al fin vienen, llueve fuerte, a ratos, viento fuerte a ratos, nos duchamos, por turno, cenamos por turno y a gusto de cada uno, trasladamos colchones y Juan, Francisco, Carmela y Miguel juegan al cinquillo, gana… CARMELA!

2 comentarios:

Cyllan dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Cyllan dijo...

Yo no sé cómo dormí ahí. Ni camita del osito chico ni nada... eso no era una cama... a quién se le ocurre poner un colchón de espuma en una cama de muelles?
Qué bien que dormí el segundo día... y eso que dormí en el suelo!!!

Mira, esto nos puede ir bien para publicar directamente en internet el diario este verano (si el pueblo tiene internet):

http://help.blogger.com/bin/answer.py?answer=123&topic=20

Es una página de la ayuda de los blogs. Esta en ayuda: blogs de equipo.