Las afueras de Zaragoza son feas, como todas las grandes ciudades, pero lo Monegros… parecen eczemas de la piel de la Tierra, da una sensación tremenda de sequedad y tristeza.
LÉRIDA, PUENTE SOBRE EL RIO SEGRE.
Llegamos a Lérida y como pasa siempre en verano, obras por las calles y el restaurante que esperábamos estaba cerrado, vuelta a bajar y a subir, algo nerviosos, (había que entregar el coche alquilado de Pepe Car y el tiempo pasaba) decidimos pararnos en una terraza, sólo los XL, los X se fueron pro su cuenta, a nosotros la camarera nos dijo que tendríamos que esperar. Carmela decidió llamar a Pepi y ella le dijo que habían encontrado un restaurante que estaba bien, y nos fuimos, andamos algo más pues no nos aclaramos con las señales, pero al fin lo encontramos.
El Olimpo, de decoración Roma antigua, y estuvo bien, aún con un error de 8 € de más en la cuenta, se rectificó y ya está.
Y en un tirón hacia Barberá, el paisaje ya no tenía interés, industrias, zonas residenciales, autopistas que se cruzan… es aburrido. Y mientras nos acercábamos a Barcelona, mirando el reloj continuamente, queríamos estar antes de las siete. Y estuvimos. Justo a tiempo, Carmela y Francisco salieron disparados hacia Barcelona para devolver el coche, Ángela nos llevó a nuestras casas, mientras Miguel corría a su habitación…
Después llamó Carmela para lo último. Llegaron bien a Barcelona, pero pillaron un atasco, siguiendo las indicaciones de Francisco (ya sabemos, tira por aquí, gira hacia allá) el caso es que no podía girar por donde querían y el tiempo corría, Francisco se bajó del coche y mi Carmela en la Plaza de Cataluña dando vueltas, esquivando a los turistas, al final lo devolvieron unos 10 minutos más tarde, no le cobraron más, incluso le devolvieron 80 €.
Y ya está, mañana le daremos punto final a estas vacaciones comiendo en un chino. (En parte porque no hay nada en las neveras.)